miércoles, 21 de noviembre de 2007

Las bragas de Heidi

En algunos países confunden la moral con la censura. Una delgada línea roja que delimita las libertades de las personas. En Turquía no deben tener otro asunto del que preocuparse. Afortunados ellos. Consideran que las bragas y la ropa interior de Heidi no son propias para los niños. Esto es porque el Ministerio de Educación de Turquía ha recomendado a las escuelas las cien historias o cuentos que todo "turquito" o "turquita" debería leer en su infancia. Pero repasando las páginas de estos relatos se percataron de que Heidi enseñaba mucha pierna así que han tirado por la calle de en medio y han censurado al personaje. Se ha montado la de San Quintín en Turquía, el país que mira con ojos de caballo a Occidente y a Oriente. Por lo visto, los círculos seculares se han echado las manos a la cabeza porque dicen que el Gobierno no ha censurado a la Señora Seseman, la tierna abuelita de Clara, que pasaba de vez en cuando por esa casona de Frankfurt para limar asperezas y darle a la historia un poco de buen rollo. Y es que esta anciana llevaba encima de su cabeza un pañuelo. Seguramente, digo yo, para que su tocado no se le jodiera, pero los políticos seculares lo interpretan como un velo y creen que es un síntoma más de la islamización del país después de que el partido gobernante ganará amplísimamente las elecciones anticipadas que respaldaron a sus dirigentes a colocar al frente de Turquía a un presidente de corte claramente islamista. Así que en lugar de debatir por hacer algunos arreglillos en el país y acercarse a la UE, que tanto ansían, se han metido en la trifulca de Heidi. No es de extrañar que cuando estos niños crezcan acaben como suelen acabar: con una perspectiva de mundo un tanto distorsionada. Digo Turquía como cualquier país occidental, porque fundamentalistas los hay hasta en mi barrio. Por mal camino van los turcos discutiendo por las bragas de Heidi. Si vieran el "ombligo" de Kyle se quedarían muertos y si Johanna Spyri levantara la cabeza quizás la dibujaría sin bragas, que haberlas haílas.

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